lunes, 24 de septiembre de 2007

La tecnología al servicio del niño.



Nuestra casita estaba llena de diversos inventos y juguetes que Triana iba creando, llegando a su capacidad máxima. Creyendo poder solucionar este problema, le compramos con Tato un rompecabezas de 1000 piezas, para armarlo, actividad que solíamos hacer hasta la madrugada, algunas noches antes de que naciera nuestro niño.
Sábado algo complicado, donde Tato no hacía más que interpelar ambas figuras parentales: madre, madrina, o como gusten llamarlas, en este maravilloso mundo de terminología española… Ya habíamos tenido una charla reflexiva por la mañana, pero ese día no podía con su mal humor.
Por la tarde nos encontrábamos sumidas en el embrujo del rompecabezas, él andaba por ahí armando el suyo. Nos miraba de vez en cuando de reojo… hasta que se acercó e hizo lo peor que se le puede hacer a un armador de rompecabezas: DESPARRAMAR UN PAR DE PIEZAS QUE YA ESTABAN ENCASTRADAS!!! Acto seguido huyó despavorido a su habitación, sabiendo que nuestra ira lo alcanzaría.
Quedamos perplejas por su actitud, como madres primerizas que somos, que no sabemos cuan de malo puede ser un niño o cuan de bueno, y como ráfaga pasó entre nosotras Tato otra vez, dejando un “walkitoki” o intercomunicador, escapando cual correcaminos a su habitación.
Repentinamente comenzamos a escuchar que del aparatejo salían palabras como robotizadas (y no era Fuegotom) que eran emitidas desde la habitación por el otro aparatito que decían: “PERDÓN… LO HICE PORQUE ESTABA ENOJADO, PORQUE YO QUIERO QUE ESTEN CONMIGO, NO LO VOY A HACER MÁS, PEEEEEER DÓN.”Nos miramos y en vez de enojarnos, nos dibujó una sonrisa y seguramente ambas pensamos que nuestro hijo era cada día más inteligente.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Balance.


Es difícil darnos cuenta por los resultados de las cosas, si lo que realizamos es correcto o al menos puede llegar a conformarnos.
Largas charlas nos ocupan con Triana, de cómo proceder ante determinadas cosas que Tato nos plantea, que forman parte de la vida de cualquier niño que está creciendo.
· “Mami, un nene me molesta en el micro, me pega…”
· “La bisabuela no entiende nada, no sabe nada.”
· “La bisabuela dice que estoy empachado y vos dijiste que los viejitos son sabios, así que no como más.”
· “Que Triana se vaya de casa, yo la echo, ella no es nadie.”
· “¿Mamita, estás segura de que tenés espacio para amar a muchos más?”
· “¿Siempre voy a ser tu hijo?”
· “Triana ve cualquier nene y le parece mejor que yo.”
· “¿Por qué me tengo que callar la boca si se hablar y Triana no tiene razón?”
· “¿Por qué los padres les dicen a sus hijos cuando se casan que se vayan a otra casa?”

Nadie les enseña a las madres cómo responder, la coherencia depende de cada una, de los deslices que los hijos les vayan permitiendo hacer. Tato piensa, se equivoca, ríe, llora, se enoja, crece. Tato sufre y es feliz.
Las mamás lo protegen de todos los males posibles, lo forman, lo miman, lloran por los errores de ambas y por las dificultades de él.
La familia es ese lazo de amor que se va conformando, donde uno crece y se prepara para el mundo externo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

La Primavera!!!



Recuerdo que de niña el 21 de setiembre me llenaba de vértigo, no sabía si me gustaba o no… Mi mamá (loca de la primavera) desde temprano, me hacía unas trenzas, colocando unas flores en cada extremo de ellas, vistiéndome con un vestido floreado que me hacía mi abuela, igual al de mi hermana, llevándonos a la salida del cole a tomar un helado. Al principio no me resultaba molesto, todo lo contrario, pero al ir creciendo, me empecé a sentir un poco ridícula.
Ya en el colegio secundario, los planes eran diferentes: algunos se besarían con algún chico lindo, otros tomarían alcohol fuera de la vista de los padres, otros rogábamos que al menos hiciera un lindo día.
Al terminar la secundaria cada primavera que llegaba me frustraba pensando que era un año más que me encontraba sin novio/a. Hasta que hace 8 años atrás, la primavera me sorprendió acompañada, con alguien de la que estaba absolutamente enamorada, que me regalaba flores: Triana.
Triana le dio sentido a mis primaveras, al canto de los pájaros, a los años.
A ella de chiquita le gustaba la primavera, porque trabajaba en el campo sin pasar frío, sin que sus manitos se ajaran por la escarcha, le gustaba porque podía empezar a pensar en el verano, en los baños en el río, en el fin del colegio... Según me cuenta: yo tambien le di sentido a sus primaveras.
Nuestro hijo está emocionado: hoy trajo una nota en el cuaderno del jardín avisando que tendrían mañana su primer picnic, que tenía que llevar alguna comida salada para compartir. Habla de lo que le dijeron la seños: de las plantas que crecen, de los pajaritos que hacen su nido… celebrando cada brote que ve en los árboles de la vereda.