miércoles, 7 de abril de 2010

La felicidad hace equilibrio en un delgado hilo

La semana pasada cumplimos 11 años de estar juntas con Triana. Unas muy queridas amigas nos invitaron a un almuerzo maravilloso en una bodega cercana a la cordillera de los Andes, mientras teníamos de fondo los viñedos, los niños dando vueltas alrededor nuestro, las voces extranjeras conversando desde otras mesas.
No sé si es inevitable (o inevitable para mi es seguro)pero en un momento me sumergí en los recuerdos, haciendo un racconto de todo lo acontecido en ese tiempo, recordando también momentos muy dolorosos donde peligró nuestra relación, o unos meses que estuvimos separadas... y valoré mucho más el presente, porque habíamos logrado volver a amarnos, crecer juntas, progresar como familia y ser felices.
Pusimos todo en equilibrio... otra vez...
Aún estoy conmocionada por lo que sucedió hoy: Tato comenzó en un lugar nuevo natación, con Tinchi lo estuvimos observando en la clase y al finalizar, se fue al vestuario. .Bajamos para ayudarlo a cambiarse y no lo encontramos, iba de un lado a otro buscándolo con la mirada, con bolsas y el carrito del enanito. Los minutos pasaban, 10, 15 y Tato seguía sin aparecer. Sin darme cuenta abandoné el carrito con cosas materiales que ya no me importaron e irrumpí al vestuario de hombres gritando su nombre y nada...En mi mente solo tenía imágenes horribles, trataba de concentrarme y ponerme en su lugar, tuve terror de no volver a verlo, gritaba, se me caían las lágrimas, mientras Tinchi también lo llamaba. A los 25 minutos, me meto en otro vestuario y lo veo allí, con su carita colorada, a punto de llorar y juro que comprendí el dicho que dice: "Me volvió el alma al cuerpo"
La vida haciendo equilibrios y feliz, es una adquisición que hay que disfrutar.