
Una de las tres monedas adquiridas en nuestra 1º visita al zoo.
(Escrita en un bar.)
Hola hijo:
Tuve la necesidad de escribirte y preguntarte si al leerla serás feliz… tenés 2 años y un mes. Sos precioso, inteligente, compañero, tranquilo, pensativo, sentimental (a veces siento que demasiado), tuviste que bancarte una guardería desde los 3 meses, 7 horas por día (aún algunas veces siento que te arranco de mi alma cuando te dejo). Te reís, pero no tanto, tu carcajada suena explosiva y tintineante cuando sale… me pongo a pensar si yo no seré un poco seria. Ya no usás más pañales!
Tenés personas a las que amás con locura y que te aman: Todos los seres humanos demostramos el amor de formas diversas y por ahí anda una loca preciosa que amamos, que elegimos de madrina, que tiene la necesidad de sentir que a ninguno de los dos nos falte nada, y en este momento la peleás bastante porque te ponés un poco celoso cuando viene.
Y aquí estoy yo: tu mamá, con el corazón emocionado recordando tu cariño, tus mimos… Hoy iba en el colectivo y subieron dos chicos de no más de 20 años, con una guitarra a cantar canciones y me emocioné como una tonta, al pensar que aún ellos perseguían sus sueños.
Quisiera saber la manera de hacerte feliz, transmitirte los valores, seguridad, la fuerza suficiente para perseguir los sueños. No me asusta el paso del tiempo, me asusta si, que lo pasemos en vano.
Aún estás lleno de inocencia: aún te levantás cada mañana con ganas de vivir, aún creés que yo, tu mamá, te puedo defender y salvar de todos los peligros que se te puede presentar. No es que llegará el momento que dejaré de hacerlo, pero lo imprescindible que con el tiempo, aunque yo viva muchos años más, vos aprendas a hacerlo y yo aprenda y pueda soltarte, que puedas crecer y confiar en mi cuando lo necesites. Qué compromiso!!! Te ama: Mami.