Una vez más, Triana me
agarró de la mano y me llevó a un universo inimaginado: como en su momento fue vivir
la vida de un modo sano, la maternidad, una excelente sexualidad, reír hasta el
cansancio, la pesca, poner un objetivo y saber que se cumplirá, que los obstáculos
solo son desafíos… ahora, nos casamos!
El día del Registro
Civil fue muy emocionante, llegamos y gran parte de la familia nos esperaba en
la puerta saludándonos animados. Llegamos agarraditas del brazo, no solo por
amor, sino porque era la primera vez que me había puesto zapatos con taco,
luego del accidente con mi rótula y Triana tenía miedo de que me volviera a
caer.
Estaban la familia y
los amigos, todos animados, sacándonos fotos y filmándonos. Nos llaman a
ingresar a la sala y nos tomamos los 4 de la mano, para sentarnos delante de todo.
Al comenzar la ceremonia eran como ¡60 personas!
Lloramos, nos reímos,
nos mimamos, abrazamos a nuestros hijos y dijimos: SI, ACEPTO, como tantas
veces lo dijimos en la vida y como tantas veces lo seguiremos diciendo.