Últimamente, hay un movimiento interno y profundo, que fue gestándose de a poco y fue copando más y más todo mi ser.
Puede ser el calor, el sol, la primavera, pero va adentrándose intensamente como gestándose desde las entrañas.
Es difícil de explicar, pero es tan intenso, que me conecta con el sentir.
Varias decisiones he ido tomando, y al volver a repensarlas, necesito ubicarlas en mi propia vida.
Estoy cerca de cumplir años, tengo una pareja hace más de una década, dos hijos maravillosos, casa propia, escribí un libro, planté no un árbol, pero si cuido de varios cactus… y ¿ahora qué? ¿Qué tengo ganas de hacer, de creer, de ser? Aquí es cuando muchos se posicionan en la comodidad de decir: “ya está, tengo la vida hecha…” pero al contrario de eso, creo necesario el planear, como en un juego de ajedrez… el próximo movimiento.
¿Quién quiere jugar conmigo al ajedrez?
Puede ser el calor, el sol, la primavera, pero va adentrándose intensamente como gestándose desde las entrañas.
Es difícil de explicar, pero es tan intenso, que me conecta con el sentir.
Varias decisiones he ido tomando, y al volver a repensarlas, necesito ubicarlas en mi propia vida.
Estoy cerca de cumplir años, tengo una pareja hace más de una década, dos hijos maravillosos, casa propia, escribí un libro, planté no un árbol, pero si cuido de varios cactus… y ¿ahora qué? ¿Qué tengo ganas de hacer, de creer, de ser? Aquí es cuando muchos se posicionan en la comodidad de decir: “ya está, tengo la vida hecha…” pero al contrario de eso, creo necesario el planear, como en un juego de ajedrez… el próximo movimiento.
¿Quién quiere jugar conmigo al ajedrez?