Cuando veo la fecha de la última vez que escribí, siento una sensación de vagancia, de enredarme en las cotidianeidades, o en internet y no poder salir.
Hubo pequeños grandes cambios, desde el mobiliario de la casa, donde cedimos nuestra habitación a los peques para que puedan contar con un espacio más grande de juegos, de sueños, hasta un cambio laboral mío y escolar de Tato, que nos permite compartir el almuerzo, las tardes, la tarea, mientras Tinchi se largó a hablar en un grave vozarrón y se la pasa haciendo payasadas.Leyendo cosas de hace un año, me doy cuenta cómo hemos crecido, afianzándonos como familia, esencialmente para el afuera y eso a su vez fortaleciéndonos, y si uno se muestra fuerte y seguro, nada ni nadie puede con este equipo de 4.
¡Somos un gran equipo familia!