Ambos niños nos sorprenden, ambos esperan el momento para llenarnos de besos, abrazarnos o jugar a la lucha, donde reímos los 4 hasta cansarnos.
Tato nunca pierde la calma, siempre “hace” que pega, siempre espera su turno, nunca rompió un libro y solo una vez tocó un enchufe.
Tinchi se encapricha tozudamente, pega, muerde o babea con absoluta intencionalidad, dejando heridas de guerra, quiere ser único y primero, destroza los libros, folletos o revistas que se le crucen por su camino y una y otra vez toca las cosas peligrosas, calientes o prohibidas.
Tato se muestra pensativo, expresa lo que siente, cuestiona, disfruta de grandes charlas, de los amigos, es obediente.
Tinchi es inquieto, no dice más que cinco o seis palabras, todo el tiempo le decimos ¡¡Noooooooo!! respondiendo con una sonrisa de 8 dientes.
Al final del día, cuando ya los dos están dormidos, conversamos respecto a cómo estamos haciendo las cosas, como los estamos criando, les cortamos las uñitas si es necesario, los tapamos y les damos un beso que les dure toda la noche.
Tato nunca pierde la calma, siempre “hace” que pega, siempre espera su turno, nunca rompió un libro y solo una vez tocó un enchufe.
Tinchi se encapricha tozudamente, pega, muerde o babea con absoluta intencionalidad, dejando heridas de guerra, quiere ser único y primero, destroza los libros, folletos o revistas que se le crucen por su camino y una y otra vez toca las cosas peligrosas, calientes o prohibidas.
Tato se muestra pensativo, expresa lo que siente, cuestiona, disfruta de grandes charlas, de los amigos, es obediente.
Tinchi es inquieto, no dice más que cinco o seis palabras, todo el tiempo le decimos ¡¡Noooooooo!! respondiendo con una sonrisa de 8 dientes.
Al final del día, cuando ya los dos están dormidos, conversamos respecto a cómo estamos haciendo las cosas, como los estamos criando, les cortamos las uñitas si es necesario, los tapamos y les damos un beso que les dure toda la noche.