Hace una semana que la canilla del baño perdía… primero fue una gotita, luego una cantidad que me hacía replantear cuánta agua desperdiciaba por día, con la falta que hace en algunos lugares del mundo. Triana sigue de viaje, sigo siendo sostén de familia único hasta que ella retorne (espero que sea muy pronto)
Me levanté decidida, anoté en mi agenda: COMPRAR CUERITOS y eso hice apenas retorné del trabajo.
Merendé con Tato, le di la teta a Tinchi, y no postergué más el asunto… Empecé a desatornillar todo los tornillitos que iba encontrando, memorizando cómo iba cada parte. No pude cortar el agua para hacerlo, por lo tanto llegaba la parte más húmeda, donde debía actuar con rapidez: un gran chorro de agua estaba frente a mi, mientras el cuerito roto bailaba encima, lo saqué, coloqué el otro… fui poniendo todo en su lugar: ¡¡LO LOGRÉ!!
Me levanté decidida, anoté en mi agenda: COMPRAR CUERITOS y eso hice apenas retorné del trabajo.
Merendé con Tato, le di la teta a Tinchi, y no postergué más el asunto… Empecé a desatornillar todo los tornillitos que iba encontrando, memorizando cómo iba cada parte. No pude cortar el agua para hacerlo, por lo tanto llegaba la parte más húmeda, donde debía actuar con rapidez: un gran chorro de agua estaba frente a mi, mientras el cuerito roto bailaba encima, lo saqué, coloqué el otro… fui poniendo todo en su lugar: ¡¡LO LOGRÉ!!
Reflexioné sobre el asunto, sobre esa extraña satisfacción de saber cambiar un “cuerito” por primera vez… y me di cuenta que muchas veces uno busca grandes objetivos por lograr y que a nuestro alrededor, hay pequeñas pruebas que nos llenan de satisfacción.