Tato me preguntó un día si me ponía triste que por ser mujer las dos no nos podíamos casar con Triana, y no llegaba a entender la relación que tenía eso con el amor…
- Mami, si ustedes se quieren, las tienen que dejar casarse…- No podemos hijo, porque la ley no lo permite.
Días más tarde, compré dos anillos de oro y plata y al llegar Tato del cole, se los mostré.
- Mami, los voy a poner aquí arriba de un almohadón y cuando venga Triana, tengo un plan.
- ¿Qué plan?
- Ah…. sorpresa.
Triana llega desmayada de calor y Tato la convoca a reunirse en el living conmigo…
- Mamás mías… hoy se casan, ¿estarán juntas toda la vida?- dijo mientras traía las alianzas.
- Triana, dale el anillo a mami…
- Roma, te amo con todo mi corazón y prometo estar con vos siempre- dijo Triana mientras me besuqueaba y se reía nerviosa.
- Mami, ahora vos… ponele el anillo…
- Triana, prometo cuidarte, amarte, más, toda la vida.
- ¡¡Ahora se tienen que dar un beso en la boca!!!
Nos besamos…
- Ya está, ¡casadas para toda la vida!- mientras nos abrazaba a las dos con fuerza.