No sé si es el paso del tiempo en el que todos crecemos como familia, individualmente como personas, sumado a una buena capacidad de escucha (producido por muchas horas compartidas), más buena gente, amigos, con los que conversamos de cosas profundas y compartimos también hermosos momentos… todo eso será lo que hace replantearnos diversas cuestiones, que provocaron que cosas importantes hayan cambiado en estos días.
Empiezo por el más chiquito, por nuestro querido Tinchi chanchi, que aprendió a reírse cuando logra enfocarnos con su mirada, a quejarse diciendo un largo: “enggueeeé” si es de capricho, o un llantito continuado si algo le da miedo, o soniditos que van saliendo de casualidad y nos enternece a los tres.
Nosotros, el resto, la familia preexistente, hemos pasado y pasaremos por muchas etapas: falta de sueño, corridas, nerviosismo… las primeras salidas donde nos olvidábamos la mitad de las cosas, momentos donde el desayuno, el baño de la tarde, los fines de semana se convertían en aventuras con horarios que el más pequeño manejaba a su antojo, a su hambre en realidad.
Empiezo por el más chiquito, por nuestro querido Tinchi chanchi, que aprendió a reírse cuando logra enfocarnos con su mirada, a quejarse diciendo un largo: “enggueeeé” si es de capricho, o un llantito continuado si algo le da miedo, o soniditos que van saliendo de casualidad y nos enternece a los tres.
Nosotros, el resto, la familia preexistente, hemos pasado y pasaremos por muchas etapas: falta de sueño, corridas, nerviosismo… las primeras salidas donde nos olvidábamos la mitad de las cosas, momentos donde el desayuno, el baño de la tarde, los fines de semana se convertían en aventuras con horarios que el más pequeño manejaba a su antojo, a su hambre en realidad.
En secreto he observado dos cosas que me emocionaron:
-Triana todo el tiempo al decir la palabra hijo, se le llena la boca de orgullo, levantando a Tinchi por el aire, con ambas manos (como el padre del Rey León levantaba a su cachorro presentándolo a toda la selva) o palmeando al hombro de Tato ante alguna situación que nos enternece.
-La segunda situación que sucedió es que hoy Tato, al salir de bañarse, llamaba “Maaaaa”, y al responder yo, me dijo: “no, la otra má”, refiriéndose a Triana, en vez de nombrarla madrina como la mayoría de las veces… provocando una alegría contenida en ella, ansiosa por compartir esto conmigo por si no había escuchado.
-La segunda situación que sucedió es que hoy Tato, al salir de bañarse, llamaba “Maaaaa”, y al responder yo, me dijo: “no, la otra má”, refiriéndose a Triana, en vez de nombrarla madrina como la mayoría de las veces… provocando una alegría contenida en ella, ansiosa por compartir esto conmigo por si no había escuchado.
Parece, como diría una amiga, que simplemente es una cuestión de asumirse como familia, que si una es madre, hay hijo y eso da la fortaleza necesaria para sobrellevar todo.
Gracias a todas las amigas que lograron esto.