martes, 25 de diciembre de 2007

Tiempos de Navidad


Hace unos años, jamás hubiese pensado que en estos tiempos de fin de año, mi protagonismo pasaría a un lado, pero así fue desde que soy madre.
Esta Navidad lo pasamos junto a todos mis hermanos, a mis sobrinos, a la abuela Italia y al abuelo (esposo de esta abuela.) que les agradesco habernos cedido esos días hasta su cama para que durmiéramos más cómodas.
Tato días antes había hecho una cartita a Papá Noel, agradeciendo la familia hermosa que le había tocado, con un dibujito y un pedido de unos juguetes y un hermanito. Su grado de ansiedad era muy intenso, haciéndolo despertar muuuuuuy temprano semanas antes de Nochebuena.
Llegó el 24, cerca de la medianoche, Triana partió a paso lento (como se lo permite la operación) a disfrazarse de Papá Noel, para pasar por el jardín en penumbras y ser vista por los pequeños.
Medianoche: gritos de algarabía, a lo lejos Triana vestida de rojo pasaba corriendo luego de haber dejado los regalos y las caritas de los chicos era de sorpresa y felicidad. Sus relatos posteriormente, fueron acompañados luego de anécdotas como haberlo visto a Santa saltar la pared, o haber visto también los renos.
Este año me gustó ser una simple participante tranquila y observadora: con mi familia que nos acompañó con mucha alegría y amor, con mi Triana Santa Claus, mi Tato ilusionado y mi Tinchi ahí en la pancita creciendo como Dios manda. ( la semana pasada lo vi por primera vez en una ecografía!)

lunes, 17 de diciembre de 2007

Charlas de cama





Muchas cosas están pasando en casa: la llegada reciente de Triana del hospital, (los cuidados que necesita), mis tremendas náuseas durante todo el día (que me traen dificultades a la hora de cocinar porque todo me da asco), la ignorancia de Tato de mi embarazo (a nivel conciente) que hace que esté mucho más mimoso conmigo, besuquero, demandante, intentando abrazarme con todo su cuerpito a mi panza, mientras la besa… percibiendo que aquí adentro pasa algo… (Freud, es cierto eso del inconciente)
A pesar de todo eso, encontramos los 4 un refugio a todas las cosas del mundo externo, un lugar de encuentro nuevo, que nos convocó en estos días en los que Triana no puede salir: la cama grande!!!! Lugar donde se desarrollan grandes conversaciones, que a ambas nos dejan pensando muy profundamente.




Tato: - Mami, ¿por qué me quisiste tener sin un papá? ¿Por qué no me tuvo en la panza un papá?
Yo: - Te quise tener sin un papá porque yo me enamoré de una mujer: de la madrina. No te tuvo en la panza un papá porque los hombres no pueden tener bebés en la panza.
Tato: - Ah… ¿y quién te ayudó para tenerme? ¿Para sacarme de la panza te ayudó un doctor, era así?
Yo: - Sí, me ayudó un doctor para sacarte de la panza y otro doctor para que vos entraras a mi panza.
Tato: - ¿Y cómo?
Yo: - El doctor tenía unas semillitas guardadas de un hombre (terror interior, incógnita de qué contestar si me preguntaba de qué hombre se trataba.), que con una jeringa me las puso en mi panza, se juntaron con otras semillitas que yo tenía y ahí te empezaste a formar vos, que tuviste que crecer 9 meses y saliste un bebé precioso.
Tato: - ¿Y salí ya formadito?
Yo: - Sí, precioso.

Fin de la charla. Confieso que en muchos momentos me preocupó no saber qué contestarle, o que preguntara cosas que a posteriori lo angustiaran. (a él o a mí.)

martes, 11 de diciembre de 2007

Días difíciles


Lo mejor de poner este título es que esos días ya pasaron, dando lugar a estos otros tranquilos, cálidos, apacibles…
Tuve mucho miedo cuando supe que la operación a la que Triana debía someterse era muy seria, que podía tener el médico un porcentaje importante de error, error que podría llevarla a ella a la muerte.
Fueron los días previos los más difíciles, con ansiedad, con pensamientos oscuros (que no deben ser develados por siniestros, pero que a uno lo llenan de una carga de angustia importante) y preparativos para la partida al hospital.
Triana se despidió de Tato que se quedaría con su bisabuela y lo llevarían a pasear una de sus abuelas (mi madre) y sus tíos, como para que los días pasaran mas rápidos.
Tinchi y yo partimos con Triana, estuvimos con ella todo el tiempo de la internación. Sus días se debatieron en nervios, angustia, ansiedad, pensar que qué sucedía si ella moría y felicidad cuando se despertó de la anestesia.
Mi mente y mi corazón estuvieron todo ese tiempo dividido: estaba con Triana y pensaba en Tato, estaba con Tato y pensaba en Triana, y agradecía poder llevar en la panza a Tinchi conmigo.
No pude pensar mi vida sin Triana, si algo sucedía, sabía que por Tato y Tinchi, mi vida debía seguir adelante, pero no sabía cómo iba a poder lograrlo.
Todo salió bien, ya estamos todos en casa y aún no nos alcanzó el tiempo para recuperar los besos y abrazos de estos días que estuvimos separados.