
Muchas cosas están pasando en casa: la llegada reciente de Triana del hospital, (los cuidados que necesita), mis tremendas náuseas durante todo el día (que me traen dificultades a la hora de cocinar porque todo me da asco), la ignorancia de Tato de mi embarazo (a nivel conciente) que hace que esté mucho más mimoso conmigo, besuquero, demandante, intentando abrazarme con todo su cuerpito a mi panza, mientras la besa… percibiendo que aquí adentro pasa algo… (Freud, es cierto eso del inconciente)
A pesar de todo eso, encontramos los 4 un refugio a todas las cosas del mundo externo, un lugar de encuentro nuevo, que nos convocó en estos días en los que Triana no puede salir: la cama grande!!!! Lugar donde se desarrollan grandes conversaciones, que a ambas nos dejan pensando muy profundamente.
A pesar de todo eso, encontramos los 4 un refugio a todas las cosas del mundo externo, un lugar de encuentro nuevo, que nos convocó en estos días en los que Triana no puede salir: la cama grande!!!! Lugar donde se desarrollan grandes conversaciones, que a ambas nos dejan pensando muy profundamente.
Tato: - Mami, ¿por qué me quisiste tener sin un papá? ¿Por qué no me tuvo en la panza un papá?
Yo: - Te quise tener sin un papá porque yo me enamoré de una mujer: de la madrina. No te tuvo en la panza un papá porque los hombres no pueden tener bebés en la panza.
Tato: - Ah… ¿y quién te ayudó para tenerme? ¿Para sacarme de la panza te ayudó un doctor, era así?
Yo: - Sí, me ayudó un doctor para sacarte de la panza y otro doctor para que vos entraras a mi panza.
Tato: - ¿Y cómo?
Yo: - El doctor tenía unas semillitas guardadas de un hombre (terror interior, incógnita de qué contestar si me preguntaba de qué hombre se trataba.), que con una jeringa me las puso en mi panza, se juntaron con otras semillitas que yo tenía y ahí te empezaste a formar vos, que tuviste que crecer 9 meses y saliste un bebé precioso.
Tato: - ¿Y salí ya formadito?
Yo: - Sí, precioso.
Yo: - Te quise tener sin un papá porque yo me enamoré de una mujer: de la madrina. No te tuvo en la panza un papá porque los hombres no pueden tener bebés en la panza.
Tato: - Ah… ¿y quién te ayudó para tenerme? ¿Para sacarme de la panza te ayudó un doctor, era así?
Yo: - Sí, me ayudó un doctor para sacarte de la panza y otro doctor para que vos entraras a mi panza.
Tato: - ¿Y cómo?
Yo: - El doctor tenía unas semillitas guardadas de un hombre (terror interior, incógnita de qué contestar si me preguntaba de qué hombre se trataba.), que con una jeringa me las puso en mi panza, se juntaron con otras semillitas que yo tenía y ahí te empezaste a formar vos, que tuviste que crecer 9 meses y saliste un bebé precioso.
Tato: - ¿Y salí ya formadito?
Yo: - Sí, precioso.
Fin de la charla. Confieso que en muchos momentos me preocupó no saber qué contestarle, o que preguntara cosas que a posteriori lo angustiaran. (a él o a mí.)