
Fue todo muy extraño esta semana, cinco o seis test de embarazos pululaban por mi habitación (con diferentes gamas de rayitas), una ansiedad generalizada circulaba entre nosotras.
Sentía que estaba embarazada, por otro lado era raro ya que estadísticamente hablando, un primer intento y sin estimulación medicamentosa, se considera como una probabilidad casi imposible. Pero lo comprobamos con un estudio de sangre… ¡así era, estaba embarazada!
Sigue siendo todo raro… los médicos solicitan que hasta el tercer mes uno no lo diga porque hay riesgo en ese tiempo de abortos espontáneos. ¿Cómo poder cerrar la boca ante tan linda noticia? ¿Por qué uno no lo debe decir? ¿Por si algo sucede ahorrarle la angustia al que escucha? ¿Para ahorrarse la angustia una?
Elegimos no decirle por ahora a Tato: esencialmente por si algo sucede y además para que el embarazo de su hermanito no le resulte tan largo.
A las otras personas que nos rodean les dijimos: porque sentimos que Tinchi debe ser festejado desde el principio, esperado, acompañado en estos primeros tiempos tan difíciles, donde se le forma la columna vertebral, le empieza a latir el corazoncito, elige quedarse en mi panza o no…elige SER o NO SER…
Muchas personas cercanas continuaron actuando como si no les hubiésemos dicho nada cuando les dijimos, y Tato parece saberlo aunque no hubo palabras entre medio y besa la panza, nos dice que nos ama y que somos las mejores madres que le puede haber tocado.
La maternidad es algo maravilloso, que mueve y atraviesa a todos de algún modo, es un desafío constante donde cada palabra construye un camino que es la vida misma.
Sentía que estaba embarazada, por otro lado era raro ya que estadísticamente hablando, un primer intento y sin estimulación medicamentosa, se considera como una probabilidad casi imposible. Pero lo comprobamos con un estudio de sangre… ¡así era, estaba embarazada!
Sigue siendo todo raro… los médicos solicitan que hasta el tercer mes uno no lo diga porque hay riesgo en ese tiempo de abortos espontáneos. ¿Cómo poder cerrar la boca ante tan linda noticia? ¿Por qué uno no lo debe decir? ¿Por si algo sucede ahorrarle la angustia al que escucha? ¿Para ahorrarse la angustia una?
Elegimos no decirle por ahora a Tato: esencialmente por si algo sucede y además para que el embarazo de su hermanito no le resulte tan largo.
A las otras personas que nos rodean les dijimos: porque sentimos que Tinchi debe ser festejado desde el principio, esperado, acompañado en estos primeros tiempos tan difíciles, donde se le forma la columna vertebral, le empieza a latir el corazoncito, elige quedarse en mi panza o no…elige SER o NO SER…
Muchas personas cercanas continuaron actuando como si no les hubiésemos dicho nada cuando les dijimos, y Tato parece saberlo aunque no hubo palabras entre medio y besa la panza, nos dice que nos ama y que somos las mejores madres que le puede haber tocado.
La maternidad es algo maravilloso, que mueve y atraviesa a todos de algún modo, es un desafío constante donde cada palabra construye un camino que es la vida misma.