domingo, 7 de octubre de 2007

2º encuentro de Madres lesbianas.




No sabemos si estos encuentros continuarán, a través del tiempo, o se difuminarán por la vida. Por lo pronto nos sentimos tan a gusto, que las horas corren y seguimos reunidas.
Esta vez fue una tarde de sol, con el fondo de nuestros hijos jugando en un patio hermoso, sus risas, sus demandas … Las más pequeñitas con pasos temblorosos recién adquiridos, los más grandes correteando y cuidando de vez en cuando a esas preciosas niñitas.
Pero no eran los únicos hijos… había algunos en la panza (preparando uno para más o menos un mes la salida, otro recién recién formadito.), muchos en el deseo (planeando iniciar los tratamientos de fertilización asistida a corto plazo.), en el discurso que una vez más nos reunía.
Ser madres, querer serlo, eso nos convoca.
En ocasiones la ansiedad nos dificultaba la escucha, en otros optábamos por charlar con la más cercana. Y sí, somos mujeres, tenemos facilidad de palabra.

Los temas que fueron surgiendo fueron los siguientes:

1-Cuestiones legales: posibilidad de adopción para la madre no gestante.



2-Poner en un marco institucional o no estos encuentros.



3-Forma de nombrar a la madre no gestante.

4-Armar redes de profesionales para que el camino a tener un hijo sea más fácil.

5-Étc.
Esta vez corrió el mate amargo, facturas, pan dulce, pasta frola, budín, bizcochitos, los temas no se agotaban, tenemos trabajo pendiente… acordamos para un próximo encuentro. (Algunas amenazaron con hacer un asadito, otras con aprender hacerlo.)

sábado, 29 de septiembre de 2007

TRIANA.


“Quisiera poder ser objetiva y precisa para poder transmitir cómo es ésta mujer que me acompaña hace casi 9 años de mi vida (los años más importantes de mi vida).
Empezando por lo exterior, puedo mirar los ojos más preciosos, de un verde esmeralda, que en general miran con dulzura, con comprensión, sonriendo.
Nos conocimos un día en el que ninguna sabía que iba a encontrar su compañera, Triana ni siquiera se iba a quedar viviendo en Buenos Aires. Nos vimos, nos reencontramos, algo en nosotras nos daba la señal de que no éramos absolutas desconocidas.
Ella me dio casi todo lo que soy: pude ver a través de ella mis virtudes, pude encontrar momentos de paz en mi alma, pude valorar mi profesión, pude aprender a dar… y lo más importante: pude animarme a convertirme en madre.
Ella es mi equilibrio.
Ella es mi mitad.
Siempre da, siempre mira primero lo que Tato o yo necesitamos, arregla las cosas de la casa, carga con lo más pesado, mutuamente nos empujamos para salir adelante.
Construye cosas maravillosas, inventa, me llena la casa de adornos, artesanías, barcos pirata. Se la pasa haciéndonos chistes.
Es sensible, pero no lo demuestra demasiado, es cariñosa, tierna, me contiene.
Es ella la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.”

lunes, 24 de septiembre de 2007

La tecnología al servicio del niño.



Nuestra casita estaba llena de diversos inventos y juguetes que Triana iba creando, llegando a su capacidad máxima. Creyendo poder solucionar este problema, le compramos con Tato un rompecabezas de 1000 piezas, para armarlo, actividad que solíamos hacer hasta la madrugada, algunas noches antes de que naciera nuestro niño.
Sábado algo complicado, donde Tato no hacía más que interpelar ambas figuras parentales: madre, madrina, o como gusten llamarlas, en este maravilloso mundo de terminología española… Ya habíamos tenido una charla reflexiva por la mañana, pero ese día no podía con su mal humor.
Por la tarde nos encontrábamos sumidas en el embrujo del rompecabezas, él andaba por ahí armando el suyo. Nos miraba de vez en cuando de reojo… hasta que se acercó e hizo lo peor que se le puede hacer a un armador de rompecabezas: DESPARRAMAR UN PAR DE PIEZAS QUE YA ESTABAN ENCASTRADAS!!! Acto seguido huyó despavorido a su habitación, sabiendo que nuestra ira lo alcanzaría.
Quedamos perplejas por su actitud, como madres primerizas que somos, que no sabemos cuan de malo puede ser un niño o cuan de bueno, y como ráfaga pasó entre nosotras Tato otra vez, dejando un “walkitoki” o intercomunicador, escapando cual correcaminos a su habitación.
Repentinamente comenzamos a escuchar que del aparatejo salían palabras como robotizadas (y no era Fuegotom) que eran emitidas desde la habitación por el otro aparatito que decían: “PERDÓN… LO HICE PORQUE ESTABA ENOJADO, PORQUE YO QUIERO QUE ESTEN CONMIGO, NO LO VOY A HACER MÁS, PEEEEEER DÓN.”Nos miramos y en vez de enojarnos, nos dibujó una sonrisa y seguramente ambas pensamos que nuestro hijo era cada día más inteligente.