
Esta mañana, con 0 grado de sensación térmica, partimos a “La República de los Niños” junto con mi papá, su esposa (unos de los 6 abuelos que aman a mi hijo).
Al llegar, miles de recuerdos se agolparon en mi mente de cuando yo había ido, al mismo tiempo comenzó Triana a relatar lo mismo.
Ambas lo habíamos conocido a nuestros 6 años, por única vez, con muy bajos recursos económicos disponibles (supongo que por ser tantos hermanos en ambos casos.)Y habíamos recorrido con tanta ilusión toda esa ciudad… y ahora era tan chiquita!!!!!, ahora nosotras habíamos crecido: las puertas rozaban nuestras cabezas, no entrábamos casi en las sillitas…
Tatito disfrutó a pleno, pero con esa carita de “Eh, disculpen, esto es hermoso, se los agradezco, pero me lo merezco…” Nos llenaba de besos, de abrazos y no hay nada más hermoso que cuando su sonrisa blanca ilumina todo el rostro, ilumina todo, es algo muy fuerte: siento que lo amo tanto que un hilo unido desde mi alma se me tironea si lo tengo lejos.
Ambas lo habíamos conocido a nuestros 6 años, por única vez, con muy bajos recursos económicos disponibles (supongo que por ser tantos hermanos en ambos casos.)Y habíamos recorrido con tanta ilusión toda esa ciudad… y ahora era tan chiquita!!!!!, ahora nosotras habíamos crecido: las puertas rozaban nuestras cabezas, no entrábamos casi en las sillitas…
Tatito disfrutó a pleno, pero con esa carita de “Eh, disculpen, esto es hermoso, se los agradezco, pero me lo merezco…” Nos llenaba de besos, de abrazos y no hay nada más hermoso que cuando su sonrisa blanca ilumina todo el rostro, ilumina todo, es algo muy fuerte: siento que lo amo tanto que un hilo unido desde mi alma se me tironea si lo tengo lejos.