Lo mejor de poner este título es que esos días ya pasaron, dando lugar a estos otros tranquilos, cálidos, apacibles…
Tuve mucho miedo cuando supe que la operación a la que Triana debía someterse era muy seria, que podía tener el médico un porcentaje importante de error, error que podría llevarla a ella a la muerte.
Fueron los días previos los más difíciles, con ansiedad, con pensamientos oscuros (que no deben ser develados por siniestros, pero que a uno lo llenan de una carga de angustia importante) y preparativos para la partida al hospital.
Triana se despidió de Tato que se quedaría con su bisabuela y lo llevarían a pasear una de sus abuelas (mi madre) y sus tíos, como para que los días pasaran mas rápidos.
Tinchi y yo partimos con Triana, estuvimos con ella todo el tiempo de la internación. Sus días se debatieron en nervios, angustia, ansiedad, pensar que qué sucedía si ella moría y felicidad cuando se despertó de la anestesia.
Mi mente y mi corazón estuvieron todo ese tiempo dividido: estaba con Triana y pensaba en Tato, estaba con Tato y pensaba en Triana, y agradecía poder llevar en la panza a Tinchi conmigo.
No pude pensar mi vida sin Triana, si algo sucedía, sabía que por Tato y Tinchi, mi vida debía seguir adelante, pero no sabía cómo iba a poder lograrlo.
Todo salió bien, ya estamos todos en casa y aún no nos alcanzó el tiempo para recuperar los besos y abrazos de estos días que estuvimos separados.
Tuve mucho miedo cuando supe que la operación a la que Triana debía someterse era muy seria, que podía tener el médico un porcentaje importante de error, error que podría llevarla a ella a la muerte.
Fueron los días previos los más difíciles, con ansiedad, con pensamientos oscuros (que no deben ser develados por siniestros, pero que a uno lo llenan de una carga de angustia importante) y preparativos para la partida al hospital.
Triana se despidió de Tato que se quedaría con su bisabuela y lo llevarían a pasear una de sus abuelas (mi madre) y sus tíos, como para que los días pasaran mas rápidos.
Tinchi y yo partimos con Triana, estuvimos con ella todo el tiempo de la internación. Sus días se debatieron en nervios, angustia, ansiedad, pensar que qué sucedía si ella moría y felicidad cuando se despertó de la anestesia.
Mi mente y mi corazón estuvieron todo ese tiempo dividido: estaba con Triana y pensaba en Tato, estaba con Tato y pensaba en Triana, y agradecía poder llevar en la panza a Tinchi conmigo.
No pude pensar mi vida sin Triana, si algo sucedía, sabía que por Tato y Tinchi, mi vida debía seguir adelante, pero no sabía cómo iba a poder lograrlo.
Todo salió bien, ya estamos todos en casa y aún no nos alcanzó el tiempo para recuperar los besos y abrazos de estos días que estuvimos separados.