Mis caderas se ensancharon y lo más bello de todo es como en mi vientre una pequeña montañita se va asomando tímida, pero persistentemente.
Pienso y me siento muy feliz: con Triana a mi lado, que día a día agradesco a la vida haberme dado esa oportunidad única de conocerla, entenderla y amarla… Con el hijo que tenemos Tato, con ese corazón y mente abierta, con ese amor infinito y con Tinchi que viene.
Hace unos días fui a hacerme una ecografía: lo primero que vi es cómo Tinchi pateaba con ambas piernitas, como queriendo aferrarse, mientras el ecografista me movía la panza para que el niñito cambiase de postura. Es increíble pensar que esa perfección mide apenas 6 centímetros. Todo el tiempo acercaba su mano izquierda a su carita, con esa placidez que les da el líquido amniótico… y yo embobada, tratando de sacarle fotos con el celu para enviarles a Triana y Tato que por 1º vez (por mis cuestiones laborales) iniciaban solos sus vacaciones, dejándome a mi en Buenos Aires, para luego sumarme a la aventura vacacional.
El ecografista dijo: - ¿Qué tenés…, tu otro hijo es…?
- Varón- le dije.
- Me parece que viene más de lo mismo, un 70 por ciento de posibilidades de que será otro varón.
Así yo, llena de felicidad y sola, salí del hospital deseosa de llamar a Triana para anunciarle la noticia. (Por supuesto que si era nena o nene nos daba igual mientras que sea sano, pero noté un tono de felicidad plus en ella cuando se lo anuncié.)
Mis días actuales son raros, solitarios, extrañando enfermizamente, hasta que llegue el día en el que me pueda reunir con mi familia: mi Tato y Triana y empezar mis FELICES VACACIONES!!
Nos vemos a la vuelta!!!