martes, 6 de marzo de 2012

Cuestión de miradas hombre misterioso


El fin de semana pasado Tato tenía que realizar para el colegio una historia sobre el mar. Su primera reacción fue querer hacer algo así nomas, de un par de renglones, poniendo casi nada de esfuerzo. Nos sentamos y le dije que todo lo que él haga, debe hacerlo del mejor modo, poniendo el máximo empeño… ¿Todo pero todo? SI.
Me preguntó cómo hacerlo, y le dije que se imaginara primero la historia, que las comas iban cuando al leerlo tuviese que respirar… y esto es lo que escribió:
El hombre misterioso
“Un día a la tarde, cuando caía el sol, decidí ir a la playa. Estaba sentado viendo el horizonte y de pronto vi un barco hundiéndose.
Me dio escalofríos cuando alguien saltó del barco y se venía acercando. Lo fui a ayudar y lo traje a la orilla. Y cuando lo pude ver bien, era un hombre tan frío como los copos de nieve.
Le pregunté: - ¿Quién es usted? ¿De qué país es?
- No sé, sólo recuerdo que un pulpo gigante destruyó mi barco.
Por un momento pensé que estaba loco, pero luego vi las roturas del barco y supe que no mentía.”
Cerró su carpeta y esperó ansioso al lunes… Ese día, a su regreso, me dijo que su cuento tenía un sobresaliente pero que había sido puesto sin ser leído siquiera.
Le dije que le habrá parecido y me aseguró que había sido así… que le puso el sobresaliente mirando para otro lado y en un pase vertiginoso por su carpeta. No le interesaba la máxima nota, le interesaba que su querido e idealizado maestro no lo había leído. “Pero mami, no le digas nada, él tiene problemas, lo dejó su esposa!”
No sabía qué hacer, si hablar con el docente, escribirle una nota, si dejar que mi hijo se diera cuenta que hay decepciones en la vida… Lo charlamos con Triana y ella, que es más informal, me dijo que en la reunión de padres, se lo planteara si tenía oportunidad, me pareció bien…
Tarde, cuando casi se iba a dormir, volví a charlar con Tato y le dije que lo importante es lo que él había hecho, que estábamos orgullosas y me callé por ahora que… y si… no hay que idealizar a nadie, a veces las personas pueden jugarte una mala pasada.


sábado, 18 de febrero de 2012

De lo que vamos siendo y transmitiendo


Intento con mis hijos no plasmarles a fuego aquellas cosas en las que luego se convirtieron para mí en una mochila pesada, no porque necesariamente sean malas, sino porque si o si merecen compromiso e implicancia… Cosas que no puedo identificar de donde vienen, pero forman parte de mi. Me doy cuenta que si esas cosas ya las traía en mi interior, mis padres ayudaron a cuidarlas y a darles un valor como para que yo las conserve.
Y aquí me encuentro yo, charlando con ambos de: las cosas de la vida; de la muerte; de la importancia de un libro de viajes; de ser bueno con el otro gratis, sin nada a cambio; de alimentarse de buenas charlas, de ser curioso; de la posible y no descartada existencia del Ratón Perez, de Papá Noel, de duendes, de hadas, de Dios; de las leyendas de fantasmas en La Recoleta; de la gallina que vi correr sin cabeza; de la vez que en Mar del Tuyu llovió sapitos; de cuando por no saber el idioma, en Grecia me achicaron toda la ropa en un lavadero…
Por suerte, del otro lado está Triana, que les muestra como pescar; como funciona una herramienta; como reírse de las cosas de todos los días; como siempre es buen momento para empezar algo que uno quiere… porque si hay algo en lo que coincidimos con esta compañera de vida, es que nunca se agota el tiempo para cumplir los sueños mientras sigamos vivos.
pd: Triana, Tato yo, volamos en parapente!!!

sábado, 21 de enero de 2012

Gigante y chiquito... cuanto amor! cómo los quiero hijos mios!!


Tato ha crecido demasiado... en muchos lugares de turismo lo consideran ya un "junior" y no un niño.

Plantea cada vez más las cosas, cuestiona, discute conmigo y hasta tolera mantenerse largo rato enojado...
Ejercita la necedad, el no dar el brazo a torcer, la tozudez y hasta en última instancia el recurso de la mentira...
También es dulce, caballero, amable, servicial, considerado, inteligente... es el mejor hermano que a Tinchi le tocó tener: le enseña todo el tiempo, controla sus celos, tolera sus travesuras... si no se ven se extrañan de tal modo que ya sienten esa sensación tan extraña y maravillosa de que les falta otra parte de ellos mismos.
Triana y yo no nos cansamos de mirarlos... sentimos que no nos alcanza la vida para agradecer semejante premio, que nos hacen muy felices y que vamos haciendo bien las cosas... considerando los resultados.