viernes, 26 de noviembre de 2010

Sano equilibrio

Todo volvió a transcurrir con mayor tranquilidad, luego de disfrutar de unas bellas vacaciones fuera de fecha (si es que para descansar hace falta una época determinada), donde los cuatro nos mimamos, nos conocimos un poco más y nos reconocimos en el otro.
El caminar de Tato es igual al de Triana y su placidez y tranquilidad para expresar sus ideas como yo.
Tinchi y su desfachatez, picardía y sonrisa conquistadora como Triana, su imaginación increíble como su mami Roma.
Triana y su costado de niña: inocente, caprichoso, peleadora, irresistible y bondadosa, donde nos reímos, jugamos, cenamos entre historias de mar y atardeceres dorados, en completa armonía con el sentir y la vida.
Yo, Roma, con esfuerzos desmesurados por dejar la racionalidad, sonriendo apenas abriendo la boca los primeros días de vacaciones y luego (a pedido de Tato) pudiendo reírme a carcajadas.
¡Qué lindo es reírse!

martes, 12 de octubre de 2010

Las equivocaciones madre


De chica, más bien de adolescente, juré no parecerme ni a mi padre, ni a mi madre, en los momentos que tenían decisiones y actitudes erradas- a mi criterio adolescente-. Ahora soy madre y caigo en situaciones que me sobrepasan y me veo como en espejo con ellos.
Estamos pasando por un momento de pruebas, de necesitar fuerzas y cuando creemos que no vamos a tolerarlo, seguimos y seguimos.
A veces sentimos que esos momentos tienen que ver con nuestros errores y los amigos nos dicen que son cosas inevitables en la vida, que los niños deben crecer libres y que nosotras como madres estamos también aprendiendo con ellos. En todo aprendizaje, hay momentos en los que uno se equivoca.
Necesitamos un respiro, los cuatro juntos, solos, pudiendo solamente disfrutar… como un paréntesis necesario, para tanta adversidad, adversidad irremediable, pero con posibilidades de no ser para siempre.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Los límites

Nos cuesta, nos cuesta y nos cuesta ponerles los límites… ya sea por desconocer, por seducción varonil de ambos, por tener en otras cosas buena conducta, por ser respetuosos con los demás, simpáticos y amables… en fin, podríamos enumerar mil razones, pero a veces se nos escapan los momentos en los que deberíamos decir: basta, hasta acá, cortala, no lo hagas más.
Ni siquiera se nos pasa por la cabeza el pensar: pobrecitos… tan chiquitos o tan no se qué… es peor, a veces ni nos damos cuenta y después ya es tarde.
Si, ya sabemos, recién tienen 8 y 2 años, todo lo que hacen se puede reparar, pero… ¿y a futuro? ¿Cómo se hace?
¿Cuántas horas de compu? ¿Cuántas horas de tele? ¿Debe practicar guitarra si pidió aprender? ¿Debe practicar patineta y bicicleta? ¿Cómo enfrentar los cuestionamientos continuos de Tato respecto a sus derechos, a ser un niño moderno, a necesitar conocer también a través de los medios de comunicación? ¿Cómo se combate su aburrimiento?
Lo lograremos… pero les aseguro que consejos, libros y experiencia, con un niño… o dos… nunca son suficiente.