viernes, 20 de febrero de 2009

La extraña gran satisfacción de saber cambiar un “cuerito” de la canilla


Hace una semana que la canilla del baño perdía… primero fue una gotita, luego una cantidad que me hacía replantear cuánta agua desperdiciaba por día, con la falta que hace en algunos lugares del mundo. Triana sigue de viaje, sigo siendo sostén de familia único hasta que ella retorne (espero que sea muy pronto)
Me levanté decidida, anoté en mi agenda: COMPRAR CUERITOS y eso hice apenas retorné del trabajo.
Merendé con Tato, le di la teta a Tinchi, y no postergué más el asunto… Empecé a desatornillar todo los tornillitos que iba encontrando, memorizando cómo iba cada parte. No pude cortar el agua para hacerlo, por lo tanto llegaba la parte más húmeda, donde debía actuar con rapidez: un gran chorro de agua estaba frente a mi, mientras el cuerito roto bailaba encima, lo saqué, coloqué el otro… fui poniendo todo en su lugar: ¡¡LO LOGRÉ!!

Reflexioné sobre el asunto, sobre esa extraña satisfacción de saber cambiar un “cuerito” por primera vez… y me di cuenta que muchas veces uno busca grandes objetivos por lograr y que a nuestro alrededor, hay pequeñas pruebas que nos llenan de satisfacción.

sábado, 7 de febrero de 2009

Sueños de niño



Siempre sentí que tenía un hijo especial, cariñoso, tierno, sensible, pensante, solidario, protector de la naturaleza, bondadoso con su hermano… Tato no deja de sorprenderme.
Hace una semana me pidió un diario íntimo y aunque no sabe escribir, lo quiso para poder “anotar cosas para recordarlas cuando sea grande… Má, ¿adonde puedo guardar las cosas para tenerlas cuando sea grande?” me preguntó preocupado.

Tenemos un balcón muy amplio, donde podemos sentarnos en las tardecitas a hablar, estábamos los tres (Tinchi sumado a la charla) y le comenté en esa ocasión que había leído que un señor ( Randy Pausch) dijo que los sueños de niño hay que recordarlos y cumplirlos para poder ser el día de mañana un adulto feliz con sus logros, y comenzamos a hablar de los sueños, si los recordaba, si eran muchos...
“¿Soñabas con tener un hijo como yo?” dijo mientras corría y traía entre sus manos su diario.

“Ayudame, quiero anotar mis sueños y todavía no se escribir... haber... ah!! ya sé: 1- ver nadar tiburones en el mar;
2- cazar pulpos; 3- escalar montañas; 4- ser un superhéroe; 5- que exista isla acaramelada; 6- ser un buen padre; 7- defender siempre a mi hermano; 8- fabricar juguetes... si se me ocurren otros los voy a anotar más abajo. ¿Pero esto se cumple solo o tengo que trabajar para lograrlo?”

Seguimos charlando, Tato ya con la mirada perdida entre cielo y edificios, seguramente, planeando por donde empezar…

martes, 20 de enero de 2009

Agradece que no es poco


Siento que he crecido, siento que algunas de las cosas que no logré vivir hasta ahora posiblemente tenga que dejarlo para otra vida (escalar montañas, cazar tiburones, vivir en una casa en la playa, étc.) Para mucho no hay vuelta atrás.
Pienso las veces en que mi existencia hubiese sido modificada por una decisión diferente a la que he tomado en esos momentos claves, o comunes… no lo sé.
Hasta hace un tiempo sentía vergüenza de sentir lo que era, de expresar lo que sentía, de mostrarme con el resto. Tenía miedo, desdicha, no sé lo que me manejaba.
Hasta hace un tiempo pensaba qué postura tener ante cada situación cotidiana y hoy me sumerjo en la tranquilidad de ser espontánea.
Tengo la necesidad de resaltar la gente que hoy está a mi lado, que año tras año está presente en mis cumpleaños, en mis asados, en mis daikiris de frutilla, en mis necesidades de cuidado, en mis pedidos de préstamos de dinero para algún proyecto loco, en mis ganas de festejar de alguna manera especial mi cumpleaños...
Quiero valorar a esos amigos de antes, a esos que se han sumado nuevos, a todas esas personas queridas que a pesar de la diversidad, pueden convivir en cada agasajo familiar.
Quiero agradecer a mi familia, a mis hermanos especialmente, de los cuales uno a uno estoy orgullosa de ellos por diferentes motivos: de mi hermana porque ha sabido arreglarse sola siendo una madraza, porque tiene la calidez de niña siendo adulta, porque sonríe y se ríe el mundo… orgullosa por mi hermano que vive conmigo, porque puede ir hacia delante a pesar de todo, porque puede soñar y apostarlo todo, por mi otro hermano, que es un papá maravilloso y tierno, por mi hermanito menor porque se ha podido superar de la realidad de su primera época…
Gracias Triana por estar a mi lado y amarme tanto, gracias Tato porque me tuviste paciencia, me enseñaste, me aconsejaste, me mimaste, me ayudás con tu hermano y un gracias a Tinchi porque me boicoteás todo intento de ser infeliz, riéndote todo el tiempo con esos dos dientitos de conejo.
Necesito empezar de cero, necesito iniciar este año sólo con aquello que me llena de dicha, agradeciendo a quienes se que están.
FELICES VACACIONES