viernes, 19 de agosto de 2011

Amores perros

Disfruté de los chicos durante todo el día, entremezclados con las cosas cotidianas, con la tarea, con las corridas. Llegan las 10 de la noche y refunfuñando, marchan los dos a lavarse los dientes, hacer pis y a la cama… Claro que esto no termina aquí, un sonido bien bajito de la tele, risas, protestas y corriditas de patitas en medias…
Hoy fue distinto, un silencio entrecortado de sollozos chiquitos, me hicieron ir.
Lo que encontré fue conmovedor: Tato y Tinchi abrazados con lágrimas en los ojos.
- ¿Qué pasó chicos?
Tato toma la palabra: “Me di cuenta que Tinchi me quiere… estábamos jugando que él era el papá perrito y yo el hijito perro, me daba de comer, me daba el remedio, me hacía dormir… jugábamos, me morí y él rápido se largó a llorar en silencio y después fuerte y me decía: NOOOOO, BEBÉ PERRITO, NO TE MUERAS!! Y me abrazaba fuerte…”
Tato necesita de continuas demostraciones de cariño, de sentir que es elegido a diario, Tinchi es de poder mostrar su amor de modo intermitente, intercalado de travesuras, sacadas de lengua y sonrisas… parece que este amor perruno fue lo necesario, para que estos hermanos, pudieran fundirse en un abrazo.