viernes, 25 de julio de 2008

Universo Tinchi


Triana, Tato y yo estamos embarcados en una nueva aventura: un universo atemporal plagado de momentos mágicos, principitos, sonrisas simples, baños multitudinarios, explosiones estomacales abruptas, trompitas con carita de monito curioso…
Tato: unos ojos verdes profundos llenos de incógnitas, que nos miran, que ve en su pequeño hermano la fiel copia de lo que él deseaba como compañero de toda una vida… y ahí están juntos, abrazados, tirados en la cama, esperando que hable, que juegue, que comparta, mientras paciente tira pañales sucios, alcanza toallitas, el jabón de glicerina… Sorprendentemente no duda de nuestro amor, no siente celos, tolera que el cansancio a veces nos juegue una mala pasada, diciéndonos: “¿Están malas porque están cansadas?”, perdonándonos siempre.
Tinchi: ojitos marrones pícaros, luminosos, boquita con formita de “o”, dando pequeños soniditos como de delfín. Pequeña bolita amorosa “hace pis y caca”, manos grandes, un Tato en miniatura. Actual despertador de nuestros días.
Triana: compañera de la vida, única persona en el universo con la que hubiese podido armar esta hermosa familia. Dadora de amor, de regalos, de caricias, madraza con capacidad amatoria máxima, superior a la mía. La amo y la admiro.
Yo: acá estoy, sin dormir, pura teta, demandante de amor, compartiendo mi felicidad con ella y los principitos, sorprendiéndome todavía de la capacidad que tenemos como madres de multiplicar nuestro amor en dos hijos.

domingo, 20 de julio de 2008

La abuela Italia le escribe a su nuevo nieto


A Tinchi:
Sol de tus mamis,
Que amor te han de dar.
Naciste y te vi,
Que inmensa emoción,
Abrazarte y tenerte,
Que gran sensación.
Osito pequeño de mamá y mamá.

Felices están todos,
En este lugar.
Recién ha nacido,
Al mundo ha llegado:
Mi nieto preciado,
Divino, precioso.
Osito pequeño de mamá y mamá.

Recuerda mi niño este hermoso lugar,
Increíble momento en que has de mamar,
La nutriente leche que te da mamá.
Amor verdadero,
Único, incondicional…
Disfruta todo esto.
Osito pequeño de mamá y mamá.


Con amor, de tu abuela.

jueves, 10 de julio de 2008

Desenlace


Los días anteriores a que Tinchi naciera llegaron con mucha adrenalina, energía, internaciones, preparativos abruptos de un nacimiento que terminó adelantándose.
Tuve que estar internada por un problema de salud, con todo lo que implicó: Tato quedándose en casa con familiares, Triana corriendo de un lado a otro para estar con ambos, la preparación del bolso llena de dolores que no me permitían ni dormir, ni comer (cólicos renales), la confección de un documento donde ponía mi voluntad de que Triana se hiciera cargo de ambos niños si algo me sucediera.
Decidimos que el bebé naciera en la semana 37, aprovechando que un medicamento administrado me alivió un poco mi dolencia. Así fue: con los bemoles que muchas de nosotras tuvimos o tendremos que pasar, que nos causan mucha angustia... a Triana no la dejaron pasar a la cesárea, ni siquiera pudimos despedirnos. Igualmente me sentí muy unida a ella... la conozco, me sorprende y una de las cosas que hizo fue enviarme golpecitos a través de la pared mientras me realizaban monitoreo.
No se cuánto duró el parto, recuerdo cuando sacaron a Tinchi y lo vi: hecho una bolita como había estado dentro de mí, moviéndose apenitas como despertando de un dulce sueño. Es hermoso, muy parecido a Tato.
Mi compañera de años pudo verlo apenas salió del quirófano y lo llevaron a la nursery, no hizo falta que le dijeran nada, era su hijo ese que salía en una cunita, ella no paraba de sonreír, enviar mensajes de texto y llamar avisando que todo había salido bien.
Estuvimos internados varios días, recibiendo muchas muestras de afecto de la familia y de muchas de ustedes, gracias.
Tato lo conoció y está feliz (ya escribiremos sobre esto, merece un post aparte.)
Hoy es el 3º día (creo) que estamos en casa: hay un lío de horarios, de pañales, de todo… en las noches nuestra cama está plagada de hijos que bajo cualquier excusa buscan estar aunque sea un ratito (si… Tinchi aprendió que si llora por la teta, hay posibilidades posteriores de quedarse en la cama grande) pero esencialmente en los segundos que nos quedan con Triana, solo nos miramos y sentimos que tenemos una felicidad que nos supera, que tenemos una familia como nunca soñamos que seríamos capaces de lograr.